Por la Semana Mayor...
Por las calles de los pueblos
va llegando, El Nazareno.
Su túnica transformada,
sin espinas, sin sus clavos,
sin cirios o campanadas.
Son los hombres y mujeres
vestidos de azul y blanco
con jeringas, respiradores,
gasas, vendas o alabanzas.
Viene en el camión del aseo,
ambulancias o patrullas
cuidando por donde andas,
más que a ellos, a los tuyos
advirtiéndole “quédate en casa”.
Es las caras de granjeros,
boticarios, dependientes,
periodistas o chóferes:
que llevan el buen sustento,
que informan con gran respeto,
que surten los anaqueles
de los comercios del pueblo.
¿Dónde está El Nazareno,
en esta Semana Santa?
Está entre nuestros ancianos,
está entre flores blancas.
Siendo el amor más tierno
y los de mayor cuidado,
porque cada vida lo vale
sin edad, condición o raza.
Los niños y los chavales
cuidan bien de sus hermanos
con juegos, con estrategias,
alegrías y alharacas
para no aburrirse tanto
y entretener la paciencia,
mientras papá o mamá
rezan el Santo Rosario
y piden al Dios Bendito
que este virus desaparezca.
Por las calles de los pueblos
va llegando, El Nazareno.
Camina dejando huellas
en obras, faenas y ruegos.
Donde en esta Semana Mayor
serán tan útil y necesarias;
y aunque, el Santo no salga
o se le implore en silencio…
Él estará trabajando
en la calle de los pueblos,
mientras tú lo ayudas. ¡Un montón!
Quedándote en tu hogar
como una señal divina,
de la mejor Semana Mayor
con la bendición de Dios,
comunidad y familia.
Así, desde tu balcón
tal cual, mejor escenario,
cantaras con alegría:
“Venerable y piadosa, Semana Santa.
Cúbrelos con la bendición,
por la noche y por el día.
Te lo pedimos, Señor.”
Autora. _ Oneida Pérez "Ofly"
Colección "Lacitos de Azúcar Poemas de Miel"
© Derechos Reservados.
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