En los apuros sin tiempo
corren las manecillas
de un reloj cuasilento
en una mañana fría.
El polvo cubre el abrigo,
el cabello, los sentidos
en una mano la alforja
en otra calor y cariño.
Todos miran hacía el cielo
buscando librar las lágrimas
¡no buscan al sol o la luna!
Esperan no ver misiles
cayendo sobre el regazo
de escuelas, hogares, ciudades.
En una mano la alforja
la otra cuida tus pasos.
El viento ciega la vista
por desconocidos lugares.
Ayer mi casa y arenga
hoy tierra herida en pedazos,
pedazos de corazones
azules y trigos dorados.
Mi mano lleva la alforja
la otra aprieta tu mano
ante el correr desconcierto
para librar ¡toda una vida!
en una alforja guardada.
Trigo, Cielo y Tridente
levantado en alto a las armas...
Mí mano lleva una alforja
la otra, un niño en brazo.
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