Un día no vistes más la tierra,
no vistes más el mar,
no vistes, ninguna de sus grandezas.
Un día dejaste de percibir emociones,
no vistes más allá del horizonte nasal.
No escuchas, no oyes el silencio que grita... ¡Socorro!
Sólo percibes un mundo egoísta, efímero y excéntrico
y te tornarte su par..
Un día no oliste más sus olores
escondidos entre flores, matices recónditos
para tus perdidos sentidos.
Un día dejaste de tocar y palpar la suavidad o la aspereza;
de una ballena o una hormiga; una roca o una brisa matutina.
Eran tus manos de plástico, papel o hasta de excremento;
ya no sienten la naturaleza y menos la vida.
Un día ya no sentiste y te dejaste arrastrar,
con tus sentidos atrofiados por la gloria del lucro y ganancias raquíticas.
Un día, te perdiste en la vanidad de otros, aportando al mundo enfermo,
saqueos e indiferencias, y ¡ese día!
No eres más, que.., un Muerto Sin Rostro.
Autora._ Oneida Pérez
©Derechos Reservados

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